miércoles, 18 de marzo de 2009

Y ahora estoy frente a ti

Y ahora estoy frente a ti, escribiendo y estudiando, vengo de un cigarro piadoso en una banca donde solo escuchaba el ruido de la ciudad mesclado con el latido de mi corazón, una familia modelo jugaba en un frondoso árbol mientras esperaban la locomoción para volver a sus rutinas.
Y de nuevo junto a ti, el deporte se apodera del atardecer, ciclistas y trotadores, mujeres en el pasto ejercitando sus vanidades, pero tu frente a mí, tan simple y tan generosa.
Nunca imagine esta situación, la situación más extraña de mi vida luego del Wainapichu, ambas junto a ti, solo que esta vez no tengo miedo, miedo a caer al barranco, porque no hay barrancos a mí alrededor, solo estabilidad.
El color de los sentimientos se mescla con el verde del pasto y la vegetación, quien quiere saber más de los bienes jurídicos si tengo mi propio bien que proteger, aquí, otra vez junto a ti.

martes, 10 de marzo de 2009

Humo


Enciendío su cigarrillo, miraba al horizonte, note inmediatamente que algo pensaba, parecía un poco cansado, como dormido. Mi mente intento imaginar que era lo que aquel hombre sentado en el paradero de micros pensaba, parecía un poco con fundido.
Continúo mirando la nada, su cigarrillo ya se había consumido a la mitad, sus pulmones recién comenzaban a asimilar el humo de aquella droga, pero su mente creía no haberlo encendido, me acerque, le pregunte como estaba, con sus ojos perdidos solo me miro y asintió con la cabeza, interprete ese gesto como un bien.
Guardamos silencio durante un minuto, ambos miramos al horizonte, el humo de su cigarrillo me produjo nauseas, no suelo compartir con fumadores, pero su mirada me pareció intrigante, su cigarro se acabo y extrayendo del bolsillo otro lo prendió al parecer con la sola mirada.
Le pregunte en que pensaba, con humo saliendo de su boca dijo que estaba confundido, “no me logro entender, no la logro entender, no comprendo la situación, estoy asustado, estoy conmocionado”.
El atardecer ya llegaba y la locomoción ni luces daba, el cielo rojizo y el piso aun expedía el calor del sol intenso de aquel día.
“nunca había vivido por esto, suelo tener el control de las situaciones, suelo ser el tipo de hombres que solo baila una canción, un beso y desaparece”
Nunca me han agradado mucho los hombres así, creo que son una especie de jugadores que por deporte salen de noche buscan a su descuidada presa, la comen con sus ojos feroces y se aprovechan de ellas de ese modo, me producen repulsión, pero aun así me quede a su lado, el hombre parecía tener algo que decir.
“hay una mujer, más que mujer, me he dado cuenta que las mujeres no son como yo las concebía, siento cosas por ella, pero no sé qué es lo que siente por mí, he perdido el control, no sé que pasara, ni sé que pensara, no sé cómo actuar, hasta pareciera que ya no sé quién soy”
El olor del alcohol salió de su boca mientras decía esas palabras, alcohol combinado con cigarrillos, decidí que no seguiría con esta charla, pero no fue necesario, el hombre de pronto se paro y comenzó a caminar, nunca me miro, solo encendió otro cigarrillo y llegando a la esquina doblo, desapareció como el humo en el aire.

martes, 3 de marzo de 2009

policias en accion

Poncho y Nocho viajaban como todos ebrios en una camioneta a todo dólar por la noche luego de unas canciones mal cantadas de Miguel Bose en un karaoke en Arequipa, poncho viajaba en el culo de aquel vehículo. Mientras pasaban la borrachera en el viaje, Poncho que viajaba al descubierto, solo protegido con un poncho de alcohol, ve a la policía que asechaba las cuatro ruedas en busca de un sol, Poncho emocionado, intenta mostrar el culo, pero no puede, asi que solo saluda al más alto y puro estilo de las películas norteamericanas con su par de dedos medios, la policía hace su señal característica con un intercambio de luces y ruidos sacados de la ultratumba de los policías.
Los vehículos se detienen, la policía sorprende al alcoholizado conductor y le pide sus documento, el conductor molesto discute con ellos, la policía demuestra su autoridad llevándose los documentos unos metros, se cambia de estar detrás de la camioneta y se estaciona adelante, el pobre conductor ya no tan ebrio pero si muy molesto pide una colaboración…
Poncho se ve obligado en pasar unos soles para la coima, el conductor molesto cumple con su labor y le da su meresido a los policías, los policías cumplen con el trato y Poncho y Nacho llegan a su hostal ebrios como nunca, temprano en la mañana luego del amanecer.