La muerte se apareció de nuevo, esta vez ingreso de golpe, abrió la puerta y encendió la luz, me miro y me abrazo, toque sus manos y parecía congelada, drogada como nunca antes la había visto se recostó a mi lado, la abrace por la espalda sin salir de la cama pero de pronto un impulso alocado de celos me hiso despertar de mi liviano sueño.
Que es esto, de quien son estos aros, grito como energúmeno con fiebre de animal, se levanto, grito, abrió la ventana y tiro los aros, los miro y se lanzo del tercer piso, baje a ayudarla y ya no estaba.