Esta no es una historia de amor, mucho menos de desamor, solo es una historia de bar y pasión, es la historia de todo aquel que en busca de un olvido acude a la siempre amadora botella de ron, es una historia de un hombre muerto que vive para olvidar que murió. Es la historia de aquel que esta sentado frente a mi, solo, igual que yo, bebiendo en un principio de un baso de vidrio barato el contenido de un trago no tanto, aquel que en unos segundos estará como yo, dejando el baso de lado para inyectar el alcohol directo de la botella a la boca. Es la historia de sus ojos, que no miran nada, perdidos en la oscuridad y el humo, quemando un valiente tras otro para intentar olvidar, olvidar quien sabe que.
Es una historia sin final, una historia sin comienzo, una historia de recuerdos desordenados que una y otra vez vuelven a las alturas de la mente y que empecinado intenta ahogar para que nunca mas vuelvan a flotar.
