Todo el mundo parece tener problemas, hay algunos con gravedad y otros sin esta cualidad. Un gran impedimento a nuestra felicidad y a la vez a nuestra realidad.
Desarrollando los temas parcialmente, para llegar a una conclusión, más o menos racional de cómo poder enfrentarnos a estos problemas, con el mínimo impacto de felicidad. Comenzando con la consistencia de los problemas
Los problemas son situaciones que, de carácter perjudicial, que afectan a las personas, en la cotidianidad de sus vidas. Podemos distinguir al menos dos clases de problemas, los graves y los suaves.
La felicidad. Distintas teorías producidas durante la historia de la humanidad han intentado dar definición a esta palabra, pero bien todos tenemos, producto de nuestra enseñanza, la facultad para poder identificar pequeños lapsos o momentos de felicidad en nuestra vida. Trabajare, para la mejor comprensión del ensayo con la idea de que la felicidad, son momentos dentro de nuestras vidas en las cuales nuestros sentimientos y sentidos se encuentran en una especie de transe de goce absoluto.
Muchas veces un hombre, (y me refiero a hombre, como persona, sin excluir a las mujeres) puede prever problemas futuros, sin importar el carácter de estos, durante una cantidad de tiempo mayor a la que el problema en si pueda afectar a la persona con el perjuicio.
Dentro de una regla de tiempo, podemos avistar el problema dentro de un año antes de que este llegue realmente a provocar efectos a nuestra persona, y pasado ese año, el problema nos afecta directamente.
Un buen ejemplo es, en el caso de un alumno de enseñanza media, el problema de su elección de carrera universitaria o técnica, si bien, estando el joven en pleno desarrollo de su enseñanza media, el problema de saber que carrera elegir para estudiar en su futuro puede presentarse en el segundo o tercer año de enseñanza media, siendo que realmente el problema afectara a el joven el día de entrega de los resultados de los puntajes de la prueba de selección universitaria (P.S.U.)
Sin duda, esta vista a un problema futuro, provoca en las personas una especie de desesperación, para poder liberarse de el, aun cuando este aun no se presente. Este congojo de las personas hace que bajen su bienestar en cuanto a tranquilidad mental, física y espiritual, sin tomar en cuenta el gran factor que influye el estado de animo de las personas, ante el entorno social y familiar de esta persona.
Un buen método, para mejorar nuestra relación con el entorno en el cual nos desenvolvemos es estar sanos mental y anímicamente, para esto debemos solucionar nuestros problemas, el cual amerita un trato distinto para cada uno de ellos, pero mi respuesta para una mejor relación con los problemas es el no dar auge a ellos mientras estos no estén presentes.
Si no damos importancia a los problemas que aun no se presentan ni nos perjudican directamente, tanto en el tiempo como en el espacio social, dejaremos de tener preocupación por cosas que no lo ameritan, teniendo mayor tiempo para otros problemas, sobre todo para poder estar en tranquilidad consigo mismo y hasta para disfrutar mejor y por un tiempo prolongado los momentos de felicidad.
De acuerdo a lo expuesto, la mejor recomendación para el lector, es la que mi padre me dio en algún momento de mi niñez. “no te preocupes de los problemas antes de tiempo y cuando lleguen, enfréntalos”.
